Sin duda, uno de los libros que sigue, y me da a mi que seguirá siendo por mucho tiempo, un clásico de la literatura, es Alicia en el País de las Maravillas, porque da igual si te animas con él ya sea de jovencit@ o ya de adulto@, la creatividad de sus personajes, sus fantasiosas frases y las escenas pintorescas, seguro que harán que lo ames y aprecies, seas de la generación que seas. Y como no, la obra que le sigue, Alicia a través del espejo, obra a mi parecer también de gran interés, pero que para much@s es una auténtica desconocida.
Este cuento, porque no olvidemos que es un cuento, trata y desafía la lógica de una forma a mi parecer increíble. Y nos ofrece además de una historia cautivadora, grandiosas frases como la que da título al artículo de hoy, (es una de mis favoritas) y como no, muchísimas enseñanzas, que creo que vale la pena conocer y hacer propias.
Advierto que aunque soy consciente es que es una historia muy conocida, contiene algún que otro spoiler, aunque sutil (lo digo por si tú que me estás leyendo, no te has leído el libro). Aunque intentaré que no sean muy "cantones", así que quizás vaya mezclando la historia inclusive de ambos libros, para mostraros las enseñanzas que creo que nos van ofreciendo.