Aunque confieso que soy más de montaña que las cabras, el mar siempre ha sido un lugar en el que tarde o temprano acudo, ya sea para bañarme, pasearme por la playa, o simplemente sentarme y contemplar su inmensidad.
Puede que sea porque he pasado junto al mar, algunos de mis mejores veranos en mi niñez, por lo que tengo bellos y memorables recuerdos, o simplemente y guiándome por lo que me pide el cuerpo (ya sabéis, el cuerpo es muy sabio, solo hay que saber escucharlo) para poder alimentarme de todos esos beneficios para la salud que nos ofrece el mar.
Y de eso mismo hoy os voy a hablar.
Y de eso mismo hoy os voy a hablar.