Después de unas semanas de ausencia, vuelvo por aquí, con uno de los artículos más íntimos que jamás de los jamases creo que haré en el blog. E imagino que después de leerme, entre otras cosas (espero) entenderéis porqué he estado ausente tantas semanas.
Antes que nada, para que nadie se asuste, no, no tengo cáncer.
Pero os cuento ahora todo con un poco de orden, para así poder entender el título de hoy.
Hace unas semanas, más de un mes, y por casualidad, me noté un bulto en uno de mis pechos. Primer pensamiento "debe ser un ganglio inflamado", ya que por aquel entonces estaba con el periodo.
Así que decidí tenerlo controlado, pero sin comerme mucho el tarro.
Pasó el ciclo, y cuando en teoría todo debía ponerse "en su sitio", ese bulto seguía ahí. Duro, notable y agarrado a mi seno sin mostrar intención ninguna a desaparecer.
Me asusté, pero mi mente positiva pensé, que quizás eran paranoias mías ya que solo me lo notaba al estar tumbada de lado.
Pero lo tenía claro, no iba a quedarme con la duda, y llamé ipso facto al médico para contarle lo que me pasaba y pedir cita.
No se si fue que soy muy convincente o que tuve suerte, pero me dieron cita para el día siguiente, eso sí, debo apuntar que era en una clínica privada, porqué lamentablemente, tengo ya en mi currículum muchas malas experiencias con los "protocolos" de la pública. ¡Que ojo! Con eso no estoy diciendo que no haya profesionales como la copa de un pino, sencillamente que el sistema, lamentablemente, deja mucho que desear.
Llegó el día siguiente, un día que por cierto llovía a mares, ¿quizás era un mal augurio? De nuevo mi mente histérica hacía de las suyas.
Me visitó mi ginecólogo, y después de contarle lo que me sucedía y hacerme las preguntas pertinentes (antecedentes, estilo de vida, factores de riesgo, otro tipo de enfermedades y un largo etc) decidió hacerme una exploración completa. Y sí, el bulto estaba ahí, no eran paranoias mías.
En ese momento, toda esa tormenta que estaba fuera del edificio cayó encima de mí, con una multitud de truenos y rayos. Me sentía a la deriva, como ese barco en medio del océano.
Era tarde, ya no tenía tiempo de hacer trampa y cambiar ese número "ganador". Quizás me había tocado. Quizás mi vida iba a cambiar al 100%., y lo admito, no estaba preparada para ello.
Y bueno, se activó el protocolo para estos casos. Me dieron cita para hacerme pruebas dos días después. Demasiado rápido, pensé. Algo no va bien...
Al salir, intenté serenarme, tenía que hacerlo. No mostrar mi preocupación para no contagiarla a los que me rodean. Porque sí, fui sola al médico, es más, no dije nada de lo que me sucedía, porqué no quería preocupar a nadie, antes de tiempo. Y menos, a cierto ser de luz, aunque a veces "presuma" de sus sombras.
Pasaron las 39 horas, que separaban la visita de las pruebas. 39 horas interminables, porque obvio, que no pegué ojo. El reloj parecía que se burlaba de mí y había ralentizado el tic tac de sus agujas.
Y estaba ahí, delante de la clínica, con mi volante, con un tembleque en las piernas y un nudo en el estómago.
¡Al lío Carolina!
Empezaron las pruebas.
Vamos a quitarte un poco de sangre por el tema de los marcadores tumorales.
Después las mamografías, o las aplasta tetas como le llamo yo. Poco que decir. Fue molesto, siempre lo son, pero una cosa menos.
Luego le tocó el turno, previas unas 200 preguntas del doctor, a las ecografías.
Y allí estaba. El bulto, el dichoso bulto al que yo no había invitado a la fiesta de mi vida pero se presentó sin avisar. Y no estaba solo, venía acompañado de otros bultos más pequeños, para que no le hiciesen sombra pero que le diesen su lugar (claro él tenía que ser el alma de la "fiesta".
Noté como las neuronas de mi mente explotaban como palomitas. No solo tenía que lidiar con uno, sino que eran más.
El doctor muy atento me fue enseñando cada una de las manchas, mostrándome su diámetro, localización, pero confieso que por unos instantes mi mente se fue de ahí. Andaba a mil años luz, hasta que volvió a aterrizar cuando él dijo "parecen nódulos inofensivos, pero, hay que esperar a ver lo que dicen los marcadores".
Salí de ahí, y confieso que me quedé solo con la copla de "parecen inofensivos".
Me fui a la sala de espera porque tenían que entregarme unos papeles, y zas, de vuelta a la tierra de golpe cuando la enfermera me dijo "toma los papeles, ahora toca esperar. ¡Mucha suerte!".
Mucha suerte....
No quería tener suerte, solo quería despertar, sin más. Porqué eso tenía que ser una pesadilla, no hay otra. Era imposible que me estuviese pasando a mí.
Salí de ahí, y como previas pruebas ya sí había contado todo a los más allegados, los avisé que todo bien. Que 0 preocupaciones.
¿Cómo podía decirles que teníamos que esperar 3 largas semanas para saber si tenía cáncer o no?
No podía permitirme verles sufrir, porque llegado el caso y los resultados hubiesen sido malotes, ya les hubiese condenado a ello entonces, así que no quise que esas tres semanas las pasasen agonizando.
Y tic, tac, de nuevo el reloj jugaba en mi contra. Se había puesto en modo velocidad lentísima para que esas tres semanas me pareciesen 3 décadas.
No os miento que fue toda una agonía para mí, hasta que un día me dije, el cáncer es una palabra, no una sentencia Si al final tengo que lidiar con ese monstruo, lo tenía claro, no se lo pondría nada fácil.
Y todo llega, y de nuevo estaba en esa sala de espera, esta vez con mi mami, esperando a que me llamasen.
Llegó la hora. Era el momento de saber qué premio guardaba ese sobre. En ese momento pensé en los apartamentos de Torrevieja, del Un, dos, tres. Si todo se iba a la mierda, podría haber ido ahí, rollo retiro.
Y lo dijo, después de comentarme que la citología había salido bien (ya os dije, me hizo un chuequeo exhaustivo en la primera visita), Carolina, son benignos.
Las neuronas que semanas anteriores explotaban por el miedo, en esta ocasión descorchaban cava, que como buena catalana, nada de champagne.
Me explicó todos los resultados, aunque yo os confieso que solo tenía ganas de salir de ahí pitando.
Eran buenas noticias, por fin unas buenas noticias después de unas semanas de mierda (por otras cosas también).
Eso sí, tengo que hacerme revisiones periódicas, para controlarlos, porque tengo en los dos senos. Controlar el tamaño, controlar si me salen más o no, porque aunque no representan un peligro para mí vida, sí pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de seno en un futuro.
Pero el futuro es un tiempo muy lejano. O al menos para mí.
Así que hoy más que nunca quiero exprimir todos los días de mi vida, disfrutar de las pequeñas cosas de mi día a día. De esos momentos quizás insignificantes para otros pero que para mí son todo un mundo. Eso sí, sin perder de vista a los okupas.
Al principio os he dicho que quería que entendieseis mi ausencia y entre las otras cosas que os he citado, una vez más, y como hice en el artículo de Octubre rosa recordaros que la detección temprana es primordial para salvar nuestras vidas, y da igual seamos mujeres o hombres, porque aunque sí, es una enfermedad que afecta más a las mujeres, los hombres también pueden padecerla.
Como os dije por instagram, no pretendo daros una lección de nada, porque yo sigo siempre, y siempre lo seré, una constante aprendiz de la vida. Pero sí quiero repetiros la archifamosa ya frase, ´TÓCATE PARA QUE NO TE TOQUE". Y que no os de reparo acudir al médico. Lo poco, puede ser un mucho después si no le prestamos atención cuando toca.
Ya puesta, quiero agradecer a esas personas que han sido mi salvavidas, mi aire cuando me estaba asfixiando durante estas semanas, aunque quizás no fuesen conscientes de ello.
Porque la vida es bonita sí, pero lo es aun más cuando la vives con personas increíbles.
¡Un saludo maj@s!
Y hoy, especialmente, gracias por leerme.
excelente artículo te felicito, yo agregaría y recomendaría consultar con un endocrinólogo aparte de nuestra ginecóloga, ya que estudios no tan recientes señalan que los tratamientos hormonales para calmar las molestias, menstruación y de la menopausia son los principales causantes del cáncer de mama
ResponderEliminarVaya, no esperaba que tu ausencia hubiera sido por este motivo, pensé que era un break como tantas veces nos hace falta. Qué alivio leer lo que nos cuentas. Por desgracia, tiemblo cada vez que se menciona la palabra cáncer, porque conozco pocos casos victoriosos y siempre tienes la esperanza de que no te va a tocar...Ahora a seguir con las revisiones y que quede esto solo en un susto,bss!
ResponderEliminar¡Hola!
ResponderEliminarMe alegro de que al final haya sido benigno y todo haya ido bien, a pesar del susto. Yo ahora ando en un época que sin causa, me asusto mucho por el tema, pero me hago los exámenes y no hay nada. Supongo que es porque voy cumpliendo años y pienso que cada vez es más posible. Lo dicho, me alegro mucho y gracias por contarnos tu experiencia.
Un besote!! ^,^!!
ELEB 💜
Que fuerte experiencia, tengo en mi familia a varios familiares cercanos que si han tenido cáncer les ha retoñado, como familiar es una experiencia difícil y lo imagino que mucho más al vivirlo muy de cerca; puedo decir que me llena de mucha emoción saber que solo fue un susto, como bien mencionas hay que tocarse para que no nos toque, creo que hay mucho miedo al respecto, desinformación por miedo y eso hace que tengamos casos ya en etapas muy poco favorecedoras.
ResponderEliminarhay que hablar de tema, hay que saber como apoyar y como lidear con estas circunstancias para no decir la tan nefasta frase... "Héchale ganas", te mando un fuerte abrazo nena, a la distancia tienes una amiga para ti.